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En el 'Peace Day': hagamos las paces

Viernes 20 Septiembre 2013

La paz es una demanda universal cada día más sentida. La oposición a la guerra avanza. Contra todo pronóstico la Cultura de la Paz crece. Somos mucho más sensibles e intolerantes con las violencias de lo que nunca antes en la historia.

 
"Un maestro, un libro, un lápiz, pueden cambiar el mundo" Malala Yousafzai



Cada 21 de Septiembre, desde 1981, la Asamblea General de las Naciones Unidas, llama a la ciudadanía global, a las instituciones públicas, y de un modo especial, a las escuelas y a los docentes, a celebrar el Día Internacional de la Paz, más conocido como Peace Day. Fue en 2001 cuando la ONU estableció que ese mismo día fuera declarado de alto el fuego en todos los conflictos armados a nivel mundial (Ver las Resoluciones 36/37 y 55/282).   Son dos magníficos documentos sobre los que reflexionar con nuestro alumnado. Cierto que la mayoría de los medios de comunicación no dedican ni un pequeño espacio a estos asuntos.

La Cultura de la Paz, es verdad, no vende demasiados periódicos. Tampoco tira por la publicidad. Tiene mucha más audiencia la cultura de la violencia, de la fuerza, del músculo. Llega con ver el tiempo que las teles dedicaron ayer a promocionar las ventas de ese videojuego, el más caro de la historia, violento y sexista, para comprender que la paz, la concordia, el entendimiento, son valores que -hoy por hoy- cotizan muy poco en bolsa.

En Galicia y en el conjunto del Estado, convenimos hace ya casi 30 años, que el 21 de Septiembre no era la mejor fecha para celebrar el Día de la Paz en las escuelas ya que, en este barrio del planeta, estamos comenzando el curso académico, los niños y las niñas aun están a tomar contacto con las aulas, y el profesorado también. Parecía razonable buscar una fecha más acertada.  

Fue así que el movimiento de educadores y de educadoras para la paz, por iniciativa de Llorenc Vidal, decidimos escoger el 30 de Enero, aniversario de la muerte de Gandhi, como Día Escolar por la Paz y así viene celebrándose de manera mayoritaria en colegios e institutos. En cualquier caso, como recuerda Naciones Unidas, todos los días del año son buenos para reflexionar y actuar a favor de la tolerancia y el respeto mutuo, en la búsqueda de un mundo más justo y más humano, más pacífico, que valore positivamente la diversidad étnica, cultural, religiosa, la noviolencia, y la resolución pacífica de los conflictos.  

El llamamiento al final de las hostilidades en las frentes de batalla, en las guerras de guerrillas y demás acciones armadas, aunque solamente lo fuera por un día, probablemente no será escuchado, a pesar de que las demandas de paz universal son cada vez más clamorosas entre la ciudadanía y la sociedad civil en todo el mundo.

Aún así, el Secretario General de la ONU, con ocasión de este día, hizo un nuevo llamamiento en el que pide a la ciudadanía que, a mediodía, hora local, guardemos un minuto de silencio en honor de las víctimas que perdieron su vida en situaciones de conflicto, también por las que han sobrevivido y sufren las consecuencias.

En esta ocasión, Naciones Unidas quiere resaltar el papel de la Educación para la Paz, clave para fomentar la ciudadanía mundial y construir sociedades pacíficas, porque, como hemos reiterado tantas veces, no hay paz, sin educación para la paz.

El Seminario Galego de Educación para la Paz lleva -desde 1985- trabajando en las aulas y en la sociedad, para promover los valores cívicos y democráticos en la escuela, los derechos humanos, la convivencia, la interculturalidad, la igualdad entre hombres y mujeres.

Impartiendo cursos de formación del profesorado, organizando encuentros y jornadas, publicando materiales y libros de texto, unidades didácticas sobre los contenidos y las metodologías de la Educación para la Paz , documentales, cortos de ficción sobre lo acoso escolar, recursos, cuentos, teatro, teatro de sombras, juegos y dinámicas de aula, celebrando el Día Escolar por la Paz y, cada día, transversalmente, en las materias de Educación para la Ciudadanía, de Ética Cívica, de Filosofía, en las horas de Tutoría, con el Plan Integral de Mejora de la Convivencia Escolar y los Planes de Centro, por medio de la educación afectivo emocional, porque creemos firmemente que son los afectos y los sentimientos los mejores antídotos contra de las violencias.

Quizás no consigamos que el 21 de Septiembre finalicen las hostilidades armadas, ni siquiera que el minuto de silencio sea mayoritario o significativo, o que la Cultura de la Paz tenga mayor presencia en los medios. Sin embargo, cada uno de nosotros, con nuestro comportamiento, en nuestra aula, en nuestra casa, con nuestros hijos e hijas, dentro de nuestro propio corazón, podemos empezar a construir un mundo diferente.

La paz es una demanda universal cada día más sentida. La oposición a la guerra avanza. Contra todo pronóstico la Cultura de la Paz crece. Somos mucho más sensibles e intolerantes con las violencias de lo que nunca antes en la historia de la humanidad. Aunque no lo parezca leyendo los titulares cada mañana, somos mucho más pacíficos que nuestros antecesores. Y lo seremos mucho más aún. Abolir la guerra se está convirtiendo en un imperativo ético del siglo XXI.

Como ya decía Newton, construimos demasiados muros y no suficientes puentes. Ahora se trata de tender más puentes. De sus espadas harán rejas de arados y de sus lanzas, hoces. No levantarán la espada unos contra otros ni se ejercitarán para la guerra, decía Isaías, hace tantos años. Hoy los derechos humanos y sociales, toda la arquitectura legislativa construida a escala planetaria, la justicia universal, con tanto esfuerzo, son un referente ético para la ciudadanía.

María Zambrano afirmaba por su parte que la paz es mucho más que una toma de postura, es una auténtica revolución, un modo de vivir, una manera de habitar el planeta, una forma de ser persona. Educar para la Paz es, antes que nada, un acto de amor para con nuestro alumnado. El Manifiesto de Sevilla (1986), hecho propio por la UNESCO, afirma: “La guerra y la violencia no son una fatalidad biológica. Podemos poner fin a la guerra y a los sufrimientos que conlleva.

No con esfuerzos aislados, sino con acciones comunes. Sí cada una, cada uno, piensa que es posible, entonces será posible. Nuestros antepasados inventaron la guerra. Todos nosotros podemos inventar la paz. Federico Mayor Zaragoza, ex- director general de la UNESCO, dijo en una ocasión que "El aprendizaje de la democracia es la pedagogía de la paz". Nada más cierto. Educando y practicando la democracia. Porque la democracia es precisamente el único sistema político que no puede imponerse desde arriba o desde un centro.

Se equivocan quienes piensan que la democracia puede promoverse a base de bombazos. En este 21 de Septiembre, en el Peace Day, recordemos a las víctimas de Siria, a los más de 100.000 muertos, a los millones de desplazados. Pensemos en los niños y niñas, en las mujeres, en los ancianos, en la población civil, la principal afectada por las guerras modernas.

Saludemos el acuerdo entre Rusia y los EE.UU, sí impide la intervención militar norteamericana. Destruyamos el armamento químico, todo, el que existe en Siria y el que fabrican y venden los estados más poderosos de la tierra para beneficio del complejo militar industrial, el gran dominio. Paremos la guerra. Abramos negociaciones multilaterales de paz. Promovamos el diálogo y el entendimiento entre los pueblos. Impidamos la venta de armas a las partes en conflicto. Dejemos de alimentar la confrontación armada y las calderas de odio. Demos una oportunidad a la paz. Hagamos las paces.



         Sobre el autor:


Manuel Dios Diz preside el Seminario Gallego de Educación para la Paz. Es el coordinador   del Comité Organizador del Foro 2010, y vicepresidente del consejo de dirección de la Fundación Cultura de paz que lidera D. Federico Mayor Zaragoza.
Es miembro activo del Consejo Internacional de la Educación del Foro Mundial (FEM), que forma parte Foro Social Mundial (FSM) y el Foro Social de Galicia, que reúne a casi un centenar de organizaciones y movimientos sociales. Fue galardonado con el Premio Hagamos la paz "» otorgado por el Instituto Internacional per la Pau de la Generalitat de Catalunya por su documental "En son de paz",como parte del III Festival Internacional de Cine y Derechos Humanos (2005)

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