En respuesta al escandaloso incremento de la criminalidad hacia periodistas –especialmente mujeres- en México, la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG) ha diseñado una suerte de “tarjetas postales” en las que se denuncian los numerosos asesinatos de trabajadoras de prensa que están impunes en ese país, “postales” que serán enviadas al presidente mexicano Felipe Calderón Hinojosa. Las tarjetas forman parte de una campaña global para detener la violencia contra las reporteras.
La iniciativa -impulsada por la organización Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC) e implementada por la RIPVG, en la que participan centenares de periodistas de 35 países del mundo.
La Red PAR de Argentina-, también forma parte de las acciones que se llevarán a cabo durante este año a nivel global por el cese de la violencia contra las mujeres trabajadoras de prensa en México, en concordancia con la visita de la relatora especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Catalina Botero Marino, a ese país.
En la oportunidad, además de las “tarjetas postales”, la RIPVG entregará a Botero Marino un documento en el que expresa su “preocupación” por la situación de las mujeres periodistas, “que trabajan sin garantías por parte de las empresas que las contratan, y sin el respaldo del Estado mexicano para brindar seguridad al ejercicio periodístico”, condiciones que las colocan “en una situación de doble y triple vulnerabilidad; por ser mujeres, periodistas, y algunas veces defensoras de derechos humanos”.
Según el documento de la RIPVG, a esto se suman “las precarias condiciones laborales en las que las y los periodistas mexicanos trabajan; sin el reconocimiento a su labor como comunicadoras, sin salario mínimo, con pocas o sin prestaciones sociales, y con contratos que violentan sus derechos como trabajadoras de los medios.”
Refiriéndose específicamente a las trabajadoras de prensa, la RIPVG advierte que su desarrollo profesional “se ve limitado cuando deciden ejercer su maternidad; son relegadas a las salas de redacción o a los llamados gabinetes de investigación” lo que “obstaculiza su acceso a los puestos de decisión de las empresas periodísticas”. Además –agrega el documento- “en muchos casos, son víctimas de hostigamiento y acoso sexual y laboral por parte de sus pares varones”.
“Todas estas condiciones limitan el derecho de las naciones a la libertad de expresión y el derecho a la información”, subraya.
Centenares de agresiones
El Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET) registró que en México durante 2009 ocurrieron 144 agresiones contra la libertad de expresión; en 27 casos se encontraron involucradas mujeres periodistas, 20 son reporteras, 1 es camarógrafa, 1 fotógrafa, 3 comunicadoras de radio, 1 de radio comunitaria y 1 portavoz. También se reportaron 6 asesinatos de varones periodistas en 2009.
A la par, el Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS) y Articulo XIX, Oficina para México y Centroamérica, informa de que en 2009 ocurrieron en el país 142 agresiones, 11 asesinatos y 2 desapariciones, una de ellas -y por primera vez en Zamora, Michoacán- el de una comunicadora: María Esther Aguilar Casimbe, reportera del Diario de Zamora y corresponsal de Cambio de Michoacán.
En Comunicación e Información de la Mujer A.C. CIMAC se han seguido los atentados a la libertad de expresión a mujeres periodistas y se tienen documentados de 2005 a junio de 2010 veintitrés casos, de los cuales tres son asesinatos. Hasta la fecha no existe detención alguna, ni investigación por parte de las autoridades para deslindar responsabilidades por los homicidios.
Por el contrario, en el caso de las periodistas de radio Teresa Bautista y Felicitas Martínez de la Radio Comunitaria “La Voz que Rompe el Silencio”, las autoridades pusieron en entredicho que fueran periodistas, y a pesar que la Procuraduría General de la República (PGR) atrajo el caso, decidió que fuera devuelto a las autoridades de Oaxaca para su investigación, sin que hasta ahora se tengan resultados.
Precisamente, son las fotografías de Teresa y Felicitas las que muestra el anverso de la primera “tarjeta postal” de denuncia que ya circula entre periodistas de todo el mundo (ver imagen), en cuyo pie de lee el sello “Impunidad”, mientras que en el reverso, amén del destinatario –el presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa- se puede leer una frase de Lydia Cacho Ribeiro, figura emblemática a nivel mundial de las periodistas perseguidas por su trabajo profesional.
El Estado ausente
Según los informes nacionales e internacionales, en la mayor parte de los casos documentados de violencia contra periodistas en México, se da cuenta de que las personas que agreden y limitan el ejercicio profesional son funcionarias y funcionarios públicos; que existe dilación u omisión de la investigación; y que en el clima de violencia e inseguridad que vive ese país, el Estado se escuda tras el argumento de que quien limita el ejercicio de la libertad de expresión “es el crimen organizado”.
El documento de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, reclama a la relatora especial para la Libertad de Expresión que solicite a las autoridades mexicanas “que se reconozca el derecho de las y los periodistas a ejercer su profesión, con las garantías para atender el derecho a la información y comunicación”, y que la investigación de los casos que involucran a trabajadoras se realice “desde la perspectiva de género, ya que por su condición de subordinación en la sociedad mexicana, las agresiones a las mujeres por su desempeño como periodistas las vulneran de manera diferenciada”.
El diseño de las postales, distribuidas por la Red Internacional en todo el mundo, permite reemplazar las fotos y nombres de la portada por el de otras víctimas de la violencia contra las periodistas, “lo que se hará en breve plazo pues víctimas hay muchas, y no sólo en México”, al decir de portavoces de la organización.