La reducción de la financiación ya está frenando la incorporación de nuevos pacientes a los programas de tratamiento y llevará a la muerte evitable de muchos enfermos, según confirma un estudio de MSF.
El documento ha sido liberado en concordancia con la 18° Conferencia Internacional sobre SIDA que se realiza en Viena, Austria entre el 18 y el 23 de julio. en la actualidad, el VIH sigue siendo un gran peligro de salud pública en el mundo, a pesar de los avances de las dos últimas décadas en muchos países.
El repliegue de los grandes financiadores internacionales está amenazando los avances que se habían logrado en la lucha contra el VIH/sida en los últimos años, poniendo en riesgo la vida de muchos enfermos.
Según demuestra un estudio realizado por Médicos Sin Fronteras (MSF) en ocho países del África subsahariana, esta reducción de la financiación ya está teniendo consecuencias en numerosos programas de tratamiento, que están frenando la incorporación de nuevos pacientes, y para los que el suministro de fármacos antirretrovirales (ARV) está amenazado a medio y largo plazo.
Hablamos de 9 millones de personas en riesgo
“¿Cómo podemos abandonar la lucha a medio camino y pretender que la crisis ha terminado?”, apunta Paula Farias, presidenta de MSF España.
“Nueve millones de personas en el mundo requieren tratamiento de forma urgente, dos tercios de ellas en el África subsahariana. Existe un riesgo real de que muchas de ellas mueran en los próximos años si los financiadores siguen por este camino. La crisis del VIH/sida sigue constituyendo una emergencia masiva que requiere aún una respuesta excepcional.”
El informe No es momento de rendirse: crisis en la financiación de la lucha contra el sida en África se ha elaborado basándose en los análisis realizados en Malaui, Mozambique, Zimbabue, Sudáfrica, Lesoto, Kenia, Uganda y República Democrática del Congo, con el fin de ilustrar en qué medida, en el último año y medio, las principales instituciones financiadoras, como PEPFAR, el Banco Mundial, UNITAID y parte de los donantes del Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida han decidido congelar, reducir o retirar sus aportaciones a los programas de tratamiento del VIH.
Por ejemplo, el programa PEPFAR (U.S. President's Emergency Plan for AIDS Relief) del Gobierno estadounidense ha reducido los fondos destinados a la compra de ARV en 2010, y de hecho ha congelado el conjunto del presupuesto para programas de VIH/sida.
Por su parte, la UNITAID y el Banco Mundial han anunciado reducciones en los próximos años de la financiación para ARV en Malaui, Zimbabue, Mozambique, Uganda y República Democrática del Congo (RDC).
Varios países y programas siguen la tendencia de la reducción de ayuda
“Si se reduce la financiación, entonces significará que más gente morirá, y que habrá más huérfanos. Los que son positivos a menudo tienen que ayudar a otros, como sus hijos. La gente perderá la esperanza y morirá. Será el fin. Sin medicación, no hay futuro”, explica Catherine Mango, paciente con VIH en Kenia.
La terapia ARV es un tratamiento vital de por vida, lo que significa que el número de pacientes en tratamiento aumenta de forma acumulativa cada año, y ello requiere cada vez más fondos sostenibles.
Y sin embargo, desde 2009, se han estancado las aportaciones de los principales donantes del Fondo Mundial, la institución financiadora más importante en la lucha contra el sida, que sufre ya un gran déficit de fondos, y ahora Estados Unidos, Países Bajos e Irlanda han anunciado que reducirán sus contribuciones. Para el periodo 2009-2010, las contribuciones del Fondo a subvenciones nacionales que ya habían sido aprobadas se redujeron entre un 8 y 12%.
Los efectos de congelar o reducir la financiación del tratamiento para el VIH/sida se traducen en una clara disminución del número de personas que pueden iniciar tratamiento con ARV, tal y como ya se ha visto en Sudáfrica y Uganda y en RDC, un país en el que la cifra de nuevos pacientes que pueden comenzar la terapia ya se ha dividido por seis.
Esto supone, además, que sistemas de salud ya frágiles deberán soportar una mayor presión debido a un aumento del volumen de pacientes que requerirán cuidados más intensivos por no poder acceder al tratamiento.
También empiezan a ser una realidad las rupturas de suministros y stocks de medicamentos, y serán cada vez más frecuentes si los fondos escasean.
En 2009 y 2010, Médicos Sin Fronteras se encontró con un número creciente de solicitudes de suministros de emergencia por parte de otros actores, incluidos Ministerios de Salud, ONG internacionales y locales, y grupos de pacientes: así ocurrió en Malaui, Zimbabue, RDC, Kenia, Uganda, Guinea y República Centroafricana.