En el periodo previo a las primeras elecciones en 20 años de Myanmar (la antigua Birmania), no todos tienen acceso a información independiente y crítica que les informe sobre sus derechos.
En respuesta a esta situación, Amnistía Internacional inició una campaña en línea llamada "Rompa el silencio" con la que pretende hacer llegar 4,000 radios, 60 juegos de transmi-receptor y 6 juegos de satélite a Myanmar para mediados de julio.
"Al censurar intensamente a los medios, la junta militar gobernante intenta aislar a la población de las opiniones independientes. Pero usted puede ayudarnos a derrotar al bloqueo", dijo Amnistía Internacional.
Cada equipo de radio cuesta unos 18.50 dólares, un precio que ya incluye las baterías necesarias y el costo de hacerlo llegar al interior del país.
Estos radios pueden jugar un importante papel para potenciar a los ciudadanos birmanos, y conectarlos con la solidaridad internacional que la junta de Myanmar intenta silenciar.
"Unas 12 personas usarán cada radio, así que si logramos nuestro objetivo, otras 50,000 personas dentro de Myanmar tendrán acceso a difusiones de noticias independientes".
Amnistía Internacional está pidiendo ayuda para recaudar dinero antes del proceso electoral.
Conoce la campaña: “Rompe el silencio en Myanmar”
Un país vigilado por la Junta Militar
La Junta Militar de Myanmar, antigua Birmania, ha convocado elecciones parlamentarias para 2010, las primeras en 20 años.
El poder en Myanmar ha estado controlado por los militares desde 1962. Desde su independencia en 1948, Myanmar había sido una república democrática, cuyo primer ministro fue U Nu. Pero en 1962, el general Ne Win lideró un golpe de estado que implantó un consejo revolucionario que gobernó hasta 1974.
Este consejo puso en marcha el llamado “Socialismo birmano”, un programa económico que convirtió a Myanmar en una de las naciones más pobres del mundo. Este socialismo mezclaba una planificación estatal según el modelo soviético y preceptos budistas, lo que resultó una nefasta combinación.
La mala situación económica llevó a un levantamiento popular en 1988, conocido como el 8888, que supuso la elevación de Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz en 1991, como símbolo nacional.
En 1990, la misma Suu Kyi había ganado las elecciones parlamentarias, pero la Junta nunca aceptó los resultados.
La Junta reaccionó con otro golpe de estado en 1989, formando la actual Junta Militar, cambió el nombre del país por el de Myanmar, y recrudeció su política.
Desde entonces, esta política se ha caracterizado por la represión a los opositores, la persecución a minorías étnicas y los trabajos forzados.
La campaña Myanmar por la Paz destaca además su alto gasto en defensa, más de la mitad del presupuesto nacional, y los escasos fondos destinados a educación y salud (un 1.4% del presupuesto).
El mayor símbolo de paz del país, fuera de los comicios
La oposición birmana está encabezada por la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi y su formación, la Liga Nacional para la Democracia (LND), que ha condenado estos comicios por celebrarse con una Carta Magna que consideran antidemocrática y que permite al régimen militar perpetuarse en el poder.
Suu Kyi no podrá ocupar la jefatura del Estado porque estuvo casada con un extranjero, el británico Michael Aris, aunque enviudase hace más de diez años.
Tampoco podrá Suu Kyi concurrir a un escaño parlamentario porque cumple una pena de 18 meses de arresto domiciliario, impuesta en agosto de 2009, y la Constitución de 2008 prohíbe expresamente la candidatura de reos.
La opositora birmana ha vivido confinada en su domicilio de Rangún 14 de los últimos 20 años por pedir de manera pacífica a la Junta Militar reformas democráticas, una actitud que sin embargo le valió el premio Nobel de la Paz en 1991.
Naciones Unidas ha dicho a las autoridades birmanas que si quieren que la comunidad internacional reconozca estos comicios debe empezar por excarcelar a todos los presos políticos (unos 2 mil 200), incluida Suu Kyi.