Ante la reciente realización de las Cumbres del G8 y G20 en Canadá, diversas organizaciones han instado a las naciones más ricas a realizar cambios urgentes en las políticas económicas, alimentaria y de salud pública.
El G8 y el G20 se reunieron en Canadá este mes de junio para tomar decisiones que afectan al futuro de la vida en nuestro planeta.
En un momento de crisis, la pobreza y la inseguridad alimentaria en los países pobres, las promesas incumplidas de ayuda, el cambio climático y la economía mundial necesitan una reforma: coinciden organizaciones como Oxfam Internacional, Médicos sin Fronteras y Save the Children, entre otras.
Ayuda alimentaria de doble rasero y financiación insuficiente
Médicos Sin Fronteras (MSF) pidió a los dirigentes de los países participantes a que cambien radicalmente su forma de afrontar la desnutrición, si quieren lograr mejoras en materia de salud materna e infantil en los países en desarrollo.
"Alimentos que en la vida daríamos a nuestros hijos, se están enviando a modo de ayuda alimentaria para los más vulnerables del África subsahariana y Asia", asegura Aitor Zabalgoezkoa, director general de MSF.
"Este doble rasero tiene que acabar. Como principales donantes de ayuda alimentaria del mundo, los países del G8 son los mejor situados para luchar contra la desnutrición. Si los líderes mundiales que se reunirán en Muskoka y Toronto pretenden reducir de veras la mortalidad materna e infantil, es necesario que se comprometan a reformar elementos claves del sistema de ayuda alimentaria mundial. Sabemos qué es lo que funciona y lo que los niños necesitan.
Simplemente, hagamos que les llegue".
La organización internacional médico humanitaria pide además que se creen nuevas fuentes de financiación sostenibles para combatir esta patología que hoy en día es fácilmente tratable y prevenible.
De acuerdo a los datos proporcionados por MSF, la desnutrición afecta actualmente a 195 millones de niños en todo el mundo y es la causa subyacente de al menos un tercio de los ocho millones de muertes anuales de niños menores de cinco años.
El Banco Mundial estima que combatir la desnutrición en los países más afectados costaría unos 12,000 millones de dólares por año, pero en la época de austeridad económica mundial que estamos viviendo, la financiación de los donantes es insuficiente, volátil e impredecible.
"Los Gobiernos donantes deben dar un paso adelante para llenar este vacío y comprometerse ayudar a los países más afectados para que sigan adelante con la puesta en marcha de programas de nutrición, tales como los que se han implementado con éxito en países como México, Tailandia y Brasil. Necesitamos fuentes sostenibles de financiación, como por ejemplo la tasa sobre transacciones financieras que ha propuesto la UE, de la cual un apartado sería destinado a la salud mundial, en vez de las promesas de donación que vienen haciéndose en las sucesivas cumbres del G8”.
Clima, pobreza y economía: temas urgentes e interrelacionados
Por su parte, Oxfam Internacional también tiene peticiones puntuales referentes a las mayores preocupaciones mundiales de la actualidad:
1. Respecto al clima
• Entregar los 30 mil millones de dólares que prometió en Copenhague en 2012.
• Avanzar hacia un Fondo climático justo y suficiente para la financiación a largo plazo antes de diciembre.
• No saquear los presupuestos de ayuda para pagar por el cambio climático.
2. Respecto a la pobreza
• Alcanzar los Objetivos de Desarrollo Millienium y entregar el 0.7% de la Producto Nacional Bruta (PNB) en ayuda.
• Invertir más en luchar contra la mortalidad materna.
• Respetar los compromisos de aportar 22 mil millones para la seguridad alimentaria de los países más pobres.
3. Respecto a la economía
• Comprometerse a un tasa Robin Hood para recaudar 575 mil millones de dólares anuales para que se destine la mitad de estos ingresos al cambio climático y el desarrollo.
La prioridad: los niños y las madres de los países más vulnerables
La organización de ayuda infantil Save the Children también se sumó a estos reclamos, y su sección española envió al Ministro de Exteriores una carta en la que se pidió que:
a) • Apoye al Secretario General de las Naciones Unidas en el proceso para acordar un Plan Global para la consecución de los Objetivos del Milenio 4 y 5.
b) • Elabore su propio plan para cumplir con los compromisos asumidos en seguridad alimentaria.
c) • Contribuya a acordar un sistema de reuniones regulares de los ministros de cooperación y salud para llevar a cabo los compromisos adquiridos por el G20.
“Si las naciones más sanas del mundo, que juntas suponen más de la mitad de la economía mundial, no pueden ponerse de acuerdo y poner en marcha un plan plan de acciones sobre esta materia, ¿quién puede? Avanzar en el G8 es fundamental para conseguir un buen resultado en la cumbre de Naciones Unidas sobre Objetivos de
Desarrollo del Milenio el próximo septiembre”, dijo Alberto Soteres, Director de Save the Children.
El 90% de las muertes de madres, niños y niñas menores de cinco años en el mundo, se deben a una serie de causas y enfermedades tratables o prevenibles como la neumonía, la diarrea, el sarampión, la malaria, el VIH/SIDA y una variedad de complicaciones relacionadas con el embarazo, el parto y el cuidado de del recién nacido.
El 97% de estos niños y niñas se concentran en países de ingresos bajos o medios y pertenecen a las comunidades más pobres y marginadas dentro de sus países. En Afganistán, uno de cada cinco niños morirá antes de cumplir los cinco años.
Las ONG piden lo que debería ser iniciativa de los propios gobiernos
“Los líderes mundiales tienen en sus manos la oportunidad de abordar uno de los retos más importantes – asegurar la supervivencia las madres, niños y niñas más vulnerables-” añadió el líder de la ONG infantil internacional.
La pasada reunión del G-8 y el G-20 que se realizó en Canadá coincide con el periodo del año, antes de la nueva cosecha, en el que las reservas de alimentos básicos se agotan en muchos países de la región del Sahel, la más afectada a nivel global por la crisis alimentaria.
La mayoría de estos países ya han comenzado a registrar crecientes tasas de desnutrición infantil, por lo que MSF ha lanzado programas nutricionales de emergencia y reforzado aquellos que ya existían previamente en Burkina Faso, Chad, Níger, Malí y Sudán.
"No deberían ser las organizaciones no gubernamentales quienes hagan frente a esa carga tan enorme en la lucha contra la desnutrición", sentenció Zabalgoezkoa, de Médicos sin Fronteras.