Una marcha realizada el pasado 4 de junio, en varios puntos de Haití, comprobó que los campesinos y las campesinas de la isla no están dispuestos a aceptar la donación de semillas transgénicas, fertilizantes y pesticidas, realizados por la multinacional Monsanto.
La marcha, que contó con la participación de activistas de varios países, pidió también por la soberanía alimentaria.
Antes de iniciar la manifestación, campesinos, campesinas y demás miembros de los movimientos sociales plantaron, simbólicamente, semillas de maíz criollo en una hacienda experimental del Movimiento de Papaye (MPP).
La intención de la ceremonia, que se realizó un día antes del Día Mundial de Medio ambiente, quiso simbolizar de esta forma, la determinación de los haitianos para utilizar sólo semillas locales orgánicas, y consumir alimentos saludables.
Después, los participantes de la marcha recorrieron 7 kilómetros a pie, para exigir el respeto por la soberanía alimentaria de Haití, y manifestar el repudio a la empresa Monsanto y a todos los que están de su lado, apoyando la inserción de semillas transgénicas en el país.
Vestidos con camisas rojas y sombreros, los manifestantes llamaban la atención de la gente con el sonido de tambores e instrumentos de viento. En sus mensajes, podían leerse frases como "Abajo la Monsanto" y "Abajo Preval".
De acuerdo con la organización local Vía Campesina Caribe, además del repudio a la Monsanto, los manifestantes utilizaron la oportunidad para demostrar su insatisfacción con la actuación política del Presidente René Preval y del primer ministro Jean Max Bellerive. Ambos son acusados de ser "cómplices del imperialismo al vender el patrimonio nacional del país".
Durante la marcha, también se leyó la declaración final, escrita por las organizaciones campesinas haitianas y demás movimientos sociales del país. La lectura del documento fue seguida por otro acto aún más simbólico: la quema del "regalo mortal" donado por la Monsanto al gobierno haitiano. Después, se distribuyeron semillas criollas de maíz y varios tipos de poroto.
Solidaridad, información y rechazo de otras organizaciones sociales
Por su parte, la Iglesia Católica exhibió un documental que esclarece los impactos negativos que pueden sufrir los campos al utilizar los productos de la Monsanto.
También se informó sobre el apoyo que la multinacional recibe de la Administración para el Control de Alimentos y Remedios de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) para diseminar sus productos por el territorio americano.
Muchas organizaciones demostraron su solidaridad con la lucha del pueblo haitiano. En un comunicado, Vía Campesina Brasil describió su indignación por saber que la multinacional Monsanto, productora de más del 90% de todos los transgénicos plantados en el mundo, está aprovechándose de la vulnerabilidad de Haití después del terremoto del 12 de enero.
"La donación de las 475 toneladas de semillas de maíz y hortalizas puede ser divulgada como una acción de generosidad de la Monsanto con el pueblo haitiano. Pero conociendo el historial de esta multinacional, como lo conocen los que son parte de Vía Campesina Brasil, tenemos la certeza de que se trata de una infame táctica empresarial para el aumento inescrupuloso de sus ganancias. Ganancias que se obtendrán a costa de la explotación de familias campesinas y de la destrucción de la soberanía alimentaria de Haití", señaló Vía Campesina Brasil.
Regalo envenenado, regalo mortal
La donación de la Monsanto, de 4 millones en semillas híbridas de maíz y hortalizas, fue aprobada hace pocos meses por el Ministerio de Agricultura de Haití.
La justificación fue que los agricultores corrían el riesgo de no conseguir semillas de calidad para sembrar en la próxima cosecha. Dos cargamentos con 60 y 70 toneladas de semillas ya llegaron al país. Otras 345 toneladas van a ser distribuidas a los campesinos en los próximos 12 meses.
Sin embargo, desde un primer momento, el campesinado haitiano, así como la base de casi todas las organizaciones sociales y civiles de la isla anunciaron desde un inicio su total rechazo no sólo de las semillas transgénicas enviadas, sino también y sobre todo, de la actuación de Monsanto y de las empresas e instituciones que han sido sus cómplices para el envío de lo que ellos llaman ‘el regalo mortal’ para el campo devastado de Haití