Entre el 20 de marzo y el 1 de mayo de 2003, una coalición de países liderada por Estados Unidos, irrumpió militarmente en territorio irakí, un país presidido en ese momento por Sadam Hussein.

El argumento principal consistió en la supuesta urgencia de despojar a Irak de las armas de destrucción masiva, cuya fuerza –según el presidente estadounidense- Hussein usaría en apoyo a grupos terroristas, principalmente con Al-Qaeda, con quien –se dijo- los irakíes tenían vínculos de colaboración. Esta invasión marcó el inicio de la Segunda Guerra de Irak, que continúa hasta la fecha, 7 años después.
Esa invasión provocó también una serie de tensiones internacionales entre las grandes potencias, divididas entre quienes se oponían al conflicto y los países que la apoyaban. Francia, Bélgica, Alemania, Rusia y China fueron los principales opositores; por su parte, Gran Bretaña, España, Polonia y Portugal apoyaron activa y militarmente la incursión en el Irak de Hussein.
Una guerra que nunca fue declarada
El 20 de marzo, sin mediar una declaración de hostilidades por ninguna de las partes, la coalición realizó los primeros ataques.
Los estadounidenses dispusieron par el combate a 225,000 soldados, 800 tanques, 600 vehículos, 500 helicópteros, unos 500 aviones de diversos tipos y 36 bombarderos. Era sólo el armamento de “llegada”
El 1º de Mayo de ese mismo año, George W. Bush proclamó a la coalición como vencedora de la guerra, y en el portaaviones Lincoln donde él viajaba, hizo ondear una bandera que repetía sus palabras: “Mission acomplished! (¡Misión cumplida!) decía esa enorme manta. La frase que sería recordada después con ironía.
Según reportes oficiales, en esos 40 días de combates, la coalición perdió 173 soldados y aproximadamente 542 resultaron heridos. No se conoce el número exacto de bajas entre las fuerzas armadas iraquíes, pero diferentes fuentes estiman que sufrieron entre 4,000 y 6,000 muertos, muchos de ellos civiles, por la errática puntería de la artillería aérea de EEUU.
Sin pruebas, sin consentimiento de la ONU y contra la opinión pública
Meses antes de la invasión, el gobierno de Saddam Husein en Irak negaba las acusaciones norteamericanas de tener armas de destrucción masiva e indicaba que Estados Unidos buscaba en realidad excusas para quedarse con el petróleo de Irak.
Esa guerra llevada adelante unilateralmente sin presentar pruebas concretas ante la ONU y desoyendo un no mundial, causó ya más de un millón de muertos, dejó un país que sigue en ruinas, con el sistema de salud y educación prácticamente destruidos, a millones de personas perdieron sin vivienda y trabajo, además de general la terrible situación a cuatro millones de personas que debieron exiliarse o refugiarse en otros países.
Tras la guerra nunca se encontraron pruebas de que Irak poseía armas de destrucción masiva, ni tampoco se pudieron comprobar los supuestos vínculos con Al- Qaeda, que fueron los principales argumentos para ir a a

La marcha que unió al mundo a favor de la paz y en contra de la guerra
La invasión a Irak en 2003 también sirvió para que se diera la primera manifestación ciudadana global en la historia en contra de un conflicto.
Apenas un mes antes de iniciar las hostilidades, el 15 de febrero de 2003, el mundo asistía a la mayor concentración en contra de la guerra de Irak.
Fue literalmente la primera “marcha global”, que unió y concentró a unos 10 millones de personas. En 60 países y 600 ciudades, la gente participó en un generalizado ‘NO a la invasión’, superando todos los récords pacifistas existentes.
Aquella fue la primera gran manifestación mundial a favor de la paz y en contra de la guerra. De una guerra que no termina