El pasado lunes, 1 de marzo, se llevó a cabo en Francia, Italia, Grecia y España la jornada de 24 horas sin inmigrantes. La idea, inspirada por un movimiento similar realizado por la comunidad latinoamericana en 2006 en Estados Unidos, ha sido lanzada desde Francia por dos periodistas y una profesora, y fue difundida por Internet y la red social Facebook.
Según sus creadores, que se declaran ajenos a toda estructura militante, la idea de la Jornada sin inmigrantes surgió como una respuesta a declaraciones del ministro del interior francés Brice Hortefeux, en las que había ironizado sobre el exceso de inmigrantes.
A pocos días de unas elecciones regionales en Francia -que tendrán lugar el 14 y 21 de marzo-, unos comicios dominados por el debate sobre la llamada «identidad nacional», los promotores de la jornada esperan acabar con la idea de que los inmigrantes pueden ser una amenaza para la identidad.
La idea del Día sin Inmigrantes es que las personas migrantes cesaran sus labores habituales durante 24 horas; para aquellos a quienes les era imposible hacer esto, la campaña los conminó a usar una cinta amarilla como signo de protesta, y a que asistieran a por lo menos algunas de las manifestaciones que se organizaron durante esta “jornada sin inmigrantes”.
Indignación, una idea y la ayuda de Facebook
La idea surgió el verano pasado, en la mesa de un café, donde estaban reunidos la profesora de geografía e historia Peggy Derder y los periodistas Nadir Dendoune y Nadia Lamarki, los tres en la treintena, los tres franceses hijos de emigrantes, los tres indignados por el aumento de las tendencias xenófobas en Francia.
Y los tres decidieron hacer algo “sin adscribirse a ninguna tendencia política en particular”; lo comentaron en Facebook, y en pocas semanas, consiguieron reunir 66,000 adhesiones.
Con el slogan “24 horas sin nosotros”, el colectivo organizador del Día sin Inmigrantes, se resolvió a hacer de ese día una jornada memorable.
El manifiesto redactado, recordaba a todos el papel esencial de los inmigrantes en la totalidad de la actividad económica de los países en donde ahora laboran, desde el negocio de la construcción, los servicios de salud y hostelería, pasando por todas las actividades posibles.
La idea central era lograr que el resto de los ciudadanos tomara conciencia de hasta qué punto esos ciudadanos –llamados inmigrantes sólo por su origen y costumbres distintas- son tratados como personas de segunda o tercera categoría, y que sin embargo hacen en los países de destino todas aquellas labores que ‘nadie quiere hacer’, lo que los convierte finalmente en piezas insustituibles de cualquier economía.
Los organizadores franceses del ‘Día sin Inmigrantes’ recordaron también que al menos cinco de los actuales ministros galos proceden de familias de personas que emigraron de sus países de origen, sin contar con las raíces húngaras del actual presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, uno de los más acérrimos detractores de los inmigrantes en esta nación de Europa.
Conoce a fondo esta campaña (en francés)
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