Amnistía Internacional ha condenado los atentados indiscriminados con explosivos perpetrados el martes 8 de diciembre en Bagdad, la capital irakí, y que han matado al menos a 120 personas, muchas de ellas civiles, y han herido a otras 400.
“No hay absolutamente ninguna justificación para los atentados indiscriminados o los ataques contra civiles, como parecen haber sido estos. Esos atentados son crímenes de guerra. Deben ser investigados exhaustivamente por las autoridades, y los responsables deben ser identificados y procesados”, ha manifestado Malcolm Smart, director del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
Según los medios de comunicación, al menos cinco explosiones sacudieron la ciudad el pasado martes por la mañana. La primera tuvo lugar en el distrito de Al Doura, en el sur de Bagdad, y al parecer iba dirigida contra una patrulla de la policía, pero mató al menos a 12 estudiantes de un colegio cercano.
Otros cuatro coches bomba estallaron simultáneamente cerca de edificios gubernamentales que, según los informes, albergan los Ministerios de Trabajo, Salud e Interior.
Amnistía Internacional ha condenado reiteradamente los atentados con coches bomba o los ataques de otro tipo dirigidos contra la población civil de Irak, algunos de los cuales parecen tener como objetivo reavivar las divisiones sectarias entre las comunidades sunní y chií de Irak, y los miembros de diversas minorías étnicas y religiosas.
Los atentados coordinados se han producido tras la decisión del Parlamento iraní de aprobar, dos días antes, una nueva ley electoral destinada a preparar el camino para la celebración de unas elecciones generales a principios del año que viene.
La aprobación de la ley se había retrasado anteriormente a causa de una disputa sobre sus términos.