El programa de microcrédito de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ACNUR) en Costa Rica ejecutado en conjunto con Aprode y ACAI (dos organizaciones no gubernamentales) muestra el menor nivel de morosidad desde su creación (13%), a pesar de la crisis.
Desde el año 2002, el programa da pequeños créditos a microempresarios o emprendedores refugiados como una manera de fortalecer su integración local y aumentar sus posibilidades de manutención.
"Las personas refugiadas, en ocasiones, no pueden acceder a los documentos que se piden en los bancos por estar fuera de su país. Además que muchos se dedican al sector informal y eso dificulta su acceso a los créditos tradicionales", expuso Gloria Maklouf, directora del ACAI, una ONG que asiste a población refugiada.
El programa cuenta con un fondo "reciclable", es decir, que el dinero reembolsado por los deudores se vuelve a invertir en nuevos créditos. La inversión del ACNUR en este programa -que ha entregado más de 650 créditos- es de aproximadamente 600 millones de dólares.
"El programa es más que el préstamo. Nuestra intención es capacitar y dar seguimiento a las personas refugiadas durante todo el proceso para dar respuesta a las dificultades que puedan enfrentar", explica Javier Weiss, director de Aprode, la organización que administra los fondos del programa.
Esta iniciativa cuenta con perspectiva de género y, por eso, trata de facilitar créditos a las mujeres, quienes tienen mayores dificultades para acceder a préstamos.
En el 2005, los préstamos dados a mujeres representaban el 43% del total, este año, por otro lado, el porcentaje de mujeres igualó al de varones beneficiados. Según datos del programa, la mayoría de las mujeres beneficiarias tiene entre 40 y 50 años.
"En el programa nada más hay que demostrar que el negocio puede tener éxito; que es una idea viable. Nuestro negocio creció gracias a esos préstamos: fue nuestro principal empujón", expresó Nubia Sanabria, una refugiada colombiana que tiene una tienda de uniformes en San José.
El porcentaje de recuperación del dinero prestado se ha ido en incrementando. Así, en el año 2007 fue de 57,5%, mientras que en el 2008 creció hasta 76%. Esta tendencia al aumento se comprobó en los primeros meses de este año a pesar de la crisis económica.
"Teniendo en cuenta las experiencias mundiales de microcréditos a refugiados, podemos decir que este programa tiene un éxito extraordinario. Debemos reconocer en este hecho un mérito de la población refugiada que vive en Costa Rica", manifestó Jozef Merkx, representante del ACNUR en Costa Rica.
Este programa de microcrédito puede dar hasta un 20% de sus créditos a costarricenses en condiciones de pobreza.
En Costa Rica hay unas 12.000 personas refugiadas, la mayoría de ellas es colombiana. Un refugiado es una persona que debió huir de su país por un temor fundado de ser perseguido por razones de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social u opinión política.
Desde el año 2002, el programa da pequeños créditos a microempresarios o emprendedores refugiados como una manera de fortalecer su integración local y aumentar sus posibilidades de manutención.
"Las personas refugiadas, en ocasiones, no pueden acceder a los documentos que se piden en los bancos por estar fuera de su país. Además que muchos se dedican al sector informal y eso dificulta su acceso a los créditos tradicionales", expuso Gloria Maklouf, directora del ACAI, una ONG que asiste a población refugiada.
El programa cuenta con un fondo "reciclable", es decir, que el dinero reembolsado por los deudores se vuelve a invertir en nuevos créditos. La inversión del ACNUR en este programa -que ha entregado más de 650 créditos- es de aproximadamente 600 millones de dólares.
"El programa es más que el préstamo. Nuestra intención es capacitar y dar seguimiento a las personas refugiadas durante todo el proceso para dar respuesta a las dificultades que puedan enfrentar", explica Javier Weiss, director de Aprode, la organización que administra los fondos del programa.
Esta iniciativa cuenta con perspectiva de género y, por eso, trata de facilitar créditos a las mujeres, quienes tienen mayores dificultades para acceder a préstamos.
En el 2005, los préstamos dados a mujeres representaban el 43% del total, este año, por otro lado, el porcentaje de mujeres igualó al de varones beneficiados. Según datos del programa, la mayoría de las mujeres beneficiarias tiene entre 40 y 50 años.
"En el programa nada más hay que demostrar que el negocio puede tener éxito; que es una idea viable. Nuestro negocio creció gracias a esos préstamos: fue nuestro principal empujón", expresó Nubia Sanabria, una refugiada colombiana que tiene una tienda de uniformes en San José.
El porcentaje de recuperación del dinero prestado se ha ido en incrementando. Así, en el año 2007 fue de 57,5%, mientras que en el 2008 creció hasta 76%. Esta tendencia al aumento se comprobó en los primeros meses de este año a pesar de la crisis económica.
"Teniendo en cuenta las experiencias mundiales de microcréditos a refugiados, podemos decir que este programa tiene un éxito extraordinario. Debemos reconocer en este hecho un mérito de la población refugiada que vive en Costa Rica", manifestó Jozef Merkx, representante del ACNUR en Costa Rica.
Este programa de microcrédito puede dar hasta un 20% de sus créditos a costarricenses en condiciones de pobreza.
En Costa Rica hay unas 12.000 personas refugiadas, la mayoría de ellas es colombiana. Un refugiado es una persona que debió huir de su país por un temor fundado de ser perseguido por razones de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social u opinión política.