El Director General de la UNESCO, Koichiro Matsuura, ha expresado su inquietud frente a las continuas amenazas a la escolarización de las niñas en el valle de Swat, en Pakistán.
“La situación de la educación en el valle de Swat es particularmente preocupante. Los centros educativos son objeto de ataques desde hace meses, así como el personal docente y los alumnos. Las escuelas de niñas son las más atacadas, y ambos bandos han montado puestos militares en centros escolares. Aunque el alto el fuego anunciado en febrero es en principio una buena noticia, el miedo sigue imperando. Numerosos profesores y miles de familias han huido de la región. Hay padres que se niegan a enviar a sus hijas a la escuela. Lo único que podría tranquilizarlos sería un acuerdo que refleje claramente el compromiso del gobierno de Pakistán a favor de los objetivos de la Educación para Todos, incluido el de facilitar la escolarización de las niñas. Es necesaria esa señal contundente para que todos y todas puedan beneficiarse de nuevo de una enseñanza que condiciona su porvenir y el de todo el país”, declaró Matsuura.
Según Matsuura, “la toma de rehenes es algo inaceptable en todas las circunstancias. Pero cuando, además, los rehenes son alumnos y alumnas, la situación es todavía más chocante. A través de su sistema educativo, es el porvenir de todo el país es el que está está en juego”.
En 2008, más de 150 escuelas fueron destruidas por los talibanes y sus aliados en la provincia del Noroeste de Pakistán. Al menos 99 de esas escuelas eran de niñas.
En el valle de Swat, los talibanes decretaron en diciembre de 2008 el cierre de todas las escuelas femeninas antes del 15 de enero de 2009. Anunciaron también que, después de esa fecha, atacarían a las estudiantes y a las propias escuelas. Desde entonces, se ha alcanzado un alto el fuego entre el gobierno pakistaní y el principal grupo talibán de la región, el TTP.
En teoría, las niñas pueden volver a clase, pero muchos padres tienen miedo de enviar a sus hijos a la escuela y muchos maestros y maestras no acuden tampoco. Al parecer, huyeron de la región en las últimas semanas y no es seguro que vuelvan todos. Además, el atentado suicida perpetrado el 2 de marzo contra una escuela feminina en Baluchistán, otra región de Pakistán, es otra mala señal de cara a la normalización de la escolarización.
“La situación de la educación en el valle de Swat es particularmente preocupante. Los centros educativos son objeto de ataques desde hace meses, así como el personal docente y los alumnos. Las escuelas de niñas son las más atacadas, y ambos bandos han montado puestos militares en centros escolares. Aunque el alto el fuego anunciado en febrero es en principio una buena noticia, el miedo sigue imperando. Numerosos profesores y miles de familias han huido de la región. Hay padres que se niegan a enviar a sus hijas a la escuela. Lo único que podría tranquilizarlos sería un acuerdo que refleje claramente el compromiso del gobierno de Pakistán a favor de los objetivos de la Educación para Todos, incluido el de facilitar la escolarización de las niñas. Es necesaria esa señal contundente para que todos y todas puedan beneficiarse de nuevo de una enseñanza que condiciona su porvenir y el de todo el país”, declaró Matsuura.
Según Matsuura, “la toma de rehenes es algo inaceptable en todas las circunstancias. Pero cuando, además, los rehenes son alumnos y alumnas, la situación es todavía más chocante. A través de su sistema educativo, es el porvenir de todo el país es el que está está en juego”.
En 2008, más de 150 escuelas fueron destruidas por los talibanes y sus aliados en la provincia del Noroeste de Pakistán. Al menos 99 de esas escuelas eran de niñas.
En el valle de Swat, los talibanes decretaron en diciembre de 2008 el cierre de todas las escuelas femeninas antes del 15 de enero de 2009. Anunciaron también que, después de esa fecha, atacarían a las estudiantes y a las propias escuelas. Desde entonces, se ha alcanzado un alto el fuego entre el gobierno pakistaní y el principal grupo talibán de la región, el TTP.
En teoría, las niñas pueden volver a clase, pero muchos padres tienen miedo de enviar a sus hijos a la escuela y muchos maestros y maestras no acuden tampoco. Al parecer, huyeron de la región en las últimas semanas y no es seguro que vuelvan todos. Además, el atentado suicida perpetrado el 2 de marzo contra una escuela feminina en Baluchistán, otra región de Pakistán, es otra mala señal de cara a la normalización de la escolarización.