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Afganistán: el hambre se suma a la inestabilidad política

Jueves 26 Marzo 2009

 Las consecuencias de la mayor sequía en diez años ponen en peligro la seguridad alimentaria del país 

La batalla para contener la creciente inestabilidad política y militar en Afganistán podría ser temporalmente eclipsada por una inminente amenaza que pende sobre millones de personas en ese país de Asia central: el hambre, según informa IPS.

"La sequía más grave en una década está provocando una seria crisis alimentaria que amenaza a millones de personas", dijo a el coordinador para Asia Pacífico de la organización humanitaria internacional Church World Service (CWS), Marvin Parvez.

"Aunque las necesidades alimentarias inmediatas son satisfechas en gran medida, se trata solamente de una solución a corto plazo para la prolongada seguridad alimentaria en Afganistán", sostuvo. 
Ante la insurgencia y los cada vez más numerosos atentados suicidas, la sequía y la escasez de comida son problemas que han quedado rezagados, según un diplomático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Kai Eide, representante especial de la ONU y jefe de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (Unama), ya había alertado el año pasado al Consejo de Seguridad sobre la inminente crisis de alimentos.
"Yo estaba muy preocupado por la situación humanitaria y las perspectivas de una hambruna en grandes partes del país", dijo al Consejo la semana pasada.

"El peligro no ha pasado, pero hasta ahora el invierno no ha traído la crisis humanitaria que muchos de nosotros temíamos", indicó.

Eide dijo que, para mediados de abril, la ONU estaría más capacitada que hoy para atender la situación.

CWS señaló en un informe la semana pasada que estaba proveyendo inmediata asistencia a los más vulnerables en tres provincias afectadas.

"La vida sigue siendo difícil para todos los afganos, pero decenas de miles de desplazados y los que han regresado de Pakistán e Irán están particularmente en riesgo", señaló Parvez.

Según un informe divulgado a comienzos de marzo, la ONU señaló que "debido a las escasas lluvias, la cosecha de cereales este año fue la más baja desde 2002, y más de cinco millones de personas están en inmediata necesidad de asistencia".

El estudio también indicó que unos 1,2 millones de niños y niñas menores de cinco años y 550.000 embarazadas y madres lactantes en 22 provincias continúan en "alto riesgo de severa desnutrición".

La escasez de agua también llevó a una desplazamiento de poblaciones vulnerables. Las agencias de la ONU han debido construir más de 800 puestos expendedores de agua en áreas afectadas por la sequía.

Basándose en estimaciones de la ONU, la CWS indicó que se necesitan unas 2,2 millones de toneladas de cereales en ese país este año solo para atender las necesidades básicas.

Se esperaba que las importaciones comerciales proveyeran 1,5 millones de toneladas. "Pero en la actual situación, marcada por los altos precios y la más baja cosecha de trigo en años, cualquier significativa importación comercial de alimentos y de insumos agrícolas es improbable", señaló la CWS.

Donantes: promesas incumplidas
La gran parte del déficit de casi un millón de toneladas debe ser cubierto por la comunidad internacional de donantes.

Mientras, un estudio del Instituto de Paz de Estados Unidos (USIP, por sus siglas en inglés), con sede en Washington, señaló el mes pasado que muchos donantes no han cumplido sus promesas de apoyo financiero a ese país de Asia central.

"En algunos casos, esto se debe a las promesas no cumplidas, mientras que en otros es debido a la gran corrupción, los requisitos técnicos del contratista y los problemas de seguridad en el ambiente", añadió. 
El estudio señaló dos países, Japón y Canadá, que han cumplido 90 por ciento de sus compromisos, en tanto que India y el Banco Asiático de Desarrollo, por ejemplo, distribuyeron sólo un tercio de lo que ofrecieron.

Consultada sobre la respuesta general de la comunidad internacional a la situación de Afganistán, Christine Fair, una de las autoras del estudio de USIP, dijo a IPS que hubo algunos éxitos, como la formación de una democracia, aunque imperfecta.

Destacó que hubo elecciones con cierto grado de justicia y libertad, con participación pública, mientras que la economía avanzó y la calidad de la vida de muchos afganos, según varias medidas, ha mejorado.

No obstante, señaló que Kabul todavía tiene serios problemas con la legitimidad y la corrupción, no puede solventar servicios clave y su capacidad de gobernanza sigue siendo débil. Mientras, el país no está aún comprometido seriamente con el imperio de la ley.

"La comunidad internacional no se ha comprometido a contribuir con el imperio de la ley aparte de entrenar a las fuerzas policiales. Y está construyendo instituciones que no son sostenibles", añadió.

Una conferencia internacional sobre Afganistán, que se realizará en La Haya el 31 de este mes, se concentrará en los actuales problemas de ese país. El encuentro será inaugurado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

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