La poesía se ha vuelto subversiva
Armando Alanis, que hoy tiene 40 años y dos hijos pequeños, comenzó esta “aventura poética” primero imprimiendo versos en papel que repartía por las grandes avenidas de su ciudad natal, a ese proyecto lo llamó “poesía volante”… luego se dedicó a pegar posters con frases en los cajeros automáticos y bautizó estas andanzas como “poesía automática para el usuario”, finalmente, decidió asaltar los espacios públicos de las calles y escribir poesía en las paredes de Monterrey: nacía formalmente “Acción Poética”
“Acción Poética es en realidad el nombre de un movimiento, y se le llama así a cualquier performance que rompe con la rutina cotidiana (…) yo creo firmemente en lo que dijo Octavio Paz: “la poesía debe entrar en acción”, y lo hice porque después de todo, las acciones provocan reacciones, y eso es lo que pretendo: que la gente reaccione a la poesía, a su propia sensibilidad, muchas veces escondida o simplemente dormida”
En sus inicios, los versos de Acción Poética eran largos, todos de autoría propia, y difíciles para una lectura rápida. Con el tiempo, Armando Alanis ha perfeccionado su mensaje: frases o versos de no más de 8 palabras, divididos en dos renglones y escritas siempre con letras negras sobre un fondo blanco.
Alanis también dejó de usar sólo sus poemas y comenzó a esparcir las palabras de otros autores, de cantantes populares, de grandes filósofos, y de la propia gente que le escribe, todo con una única regla: conmover.
“Cada domingo de las 7 a las 11 de la mañana me dedico a la Acción Poética (…) siempre lo he hecho de día, sin esconderme, sin pedir permiso (…) es mi propio asalto a la rutina de la ciudad, en eso me parezco a los grafiteros, pero por lo demás, -y sin demeritarlos- somos muy diferentes”
Alanis es poco conocido en la prensa nacional, aunque muy referido en la prensa regiomontana. Él no es “famoso” en sí mismo, pero sí su obra de Acción Poética, que hoy es parte integral de la fisonomía de Monterrey. Sin embargo, es curioso saber que los primeros reportes periodísticos que de él se escribieron, estaban en la nota roja, con titulares como “los grafiteros se pasan al arte”.
Y a pesar de que el grafiti es hoy un delito tipificado en Nuevo León, los policías que han encontrado ‘in fraganti’ a Armando mientras pinta sus paredes, en lugar de arrestarlo, se alegran de conocer “al autor de esta pacífica obra callejera”; lo dejan seguir y se alejan, felicitándolo.
“En el mejor sentido del término, la poesía siempre ha sido subversiva. Con las palabras puedes hacer la guerra o lograr la paz, su poder es muy grande, y yo creo en ese poder, creo en que cuando dices, escribes o lees cosas hermosas, generas también acciones y reacciones hermosas”
“La poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita” (El cartero de Neruda)
Dicen –y quizá es verdad- que las palabras tienen poder en sí mismas, y que son la propiedad mágica de quien las piensa. Sin embargo, para Armando Alanis, la verdadera acción no está del lado de quien escribe, sino de quien lee estas frases que él lleva a las paredes regias.
Y puede que tenga razón, pues hoy por hoy, científicos, médicos, psicólogos y hasta los economistas, aceptan sin dudar lo que los poetas siempre han sabido: que las emociones rigen gran parte de nuestra vida, y que una buena salud emocional, no tiene precio.
Por eso el fundador y único miembro activo de este peculiar movimiento, nunca se ha detenido a pensar en temas monetarios. Sus múltiples trabajos como escritor, profesor y gestor de proyectos culturales han sido hasta ahora la única fuente de financiamiento de Acción Poética.
Armando Alanis no sabe cuánto ha invertido en pintura y materiales, sin contar el tiempo destinado a escribir bajo el inclemente clima regiomontano, que el poeta Alfonso Reyes inmortalizó en sus versos “Sol de Monterrey”; una ciudad que puede tocar los 40 grados o temperaturas bajo cero, dependiendo de la época del año.
Pero eso parece no importarle a Armando Alanis; él sólo sabe que la poesía es su vocación y Acción Poética, uno de sus proyectos de vida. En el fondo intuye que “no está solo” en esto, o al menos ya no tanto: tras 14 años de insurgencia poética callejera, hoy los frutos de esta semilla plantada recién comi
enzan a ser visibles:
“El año pasado un empresario me buscó y me dijo que le encantaba mi trabajo y que quería apoyarme. Yo no sé el precio de lo que hago, así que sólo se me ocurrió pedirle pintura. Me regaló 10 cubetas. Gracias a él, seguí pintando bardas sin tocar mi bolsillo”, cuenta Alanis.
Ese empresario no es el único que se ha fijado en el potencial de lo que Armando ha logrado en el paisaje urbanístico regiomontano. Una cadena local de restaurantes ya le ha pedido permiso para usarla como imagen, y una marca de pinturas quiere hacer una campaña con Acción Poética. Y es que el arte –dicen- sólo se reconoce al paso del tiempo, y Monterrey –parece- ha comenzado a notar sus necesidades poéticas.
Y eso no es todo, pues en la red, cientos de internautas han colgado durante años fotos y frases de este movimiento de un solo hombre poeta. En Facebook, un grupo de admiradores y una aplicación especial con más de 2 mil usuarios, permite obtener “una frase diaria de Acción Poética”.
Ciertamente, el formato de texto corto que usa Alanis se adecúa perfectamente a las nuevas redes sociales como Facebook o Twitter, una posibilidad que si el poeta regiomontano decide usar para “llevar poesía a la realidad virtual”, podría quizá, convertir a este movimiento poético en una bella insurgencia literaria a nivel global… porque a fin de cuentas, y como dice una de sus bardas: “somos las palabras que dicen lo que somos”